Dec 3, 2019
Dolor, miedo y sufrimiento. La historia de Ousman Umar tiene un
denominador común con la de los miles de migrantes que cada año se
juegan la vida para llegar a Europa. Lo atípico de su periplo le
corresponde al azar.
Umar cruzó a pie el desierto del Sahara con tan solo 13 años. Vivió
cuatro en la Libia de Muamar el Gadafi. Fue víctima de las mafias,
objeto de extorsión y maltrato, perdió a su mejor amigo y vio morir
a muchos otros compañeros en el camino. En 2005 llegó en patera a
la isla de Fuerteventura. Confiesa que sobre España “solo conocía
dos palabras: “Spain” y “Barça””, y la suerte lingüística hizo que
le mandaran a la ciudad de Barcelona. Durmió en la calle durante
meses y, de nuevo, el azar hizo que se topase con Monste, la madre
de la familia que asumió su tutoría legal hasta que cumplió la
mayoría de edad.
Umar no sabía español ni catalán. En pocos años, mientras
trabajaba en un taller de bicicletas, obtuvo el graduado escolar,
un Grado en Relaciones Públicas y Marketing en la Universidad
Formatic de Barcelona y un Máster en Dirección y Gestión de ONG en
la ESADE.
Hoy, convencido de que “la solución es evitar que futuras víctimas
caigan en este infierno”, Ousman Umar se ha marcado dos objetivos:
dar voz a los migrantes y fomentar la educación en los países de
origen. El primero lo ha conseguido en ‘Viaje al país de los
blancos’, el libro donde relata su historia. El segundo, fundando
su propia ONG: ‘NASCO Feeding Minds’ una iniciativa con la que ha
puesto en marcha proyectos de alfabetización digital en su Ghana
natal. “La educación es el motor para la transformación de
cualquier sociedad. La formación y la información son la clave”,
sentencia.